Mozart - Die Zauberflöte - Gedda Fisher - Dieskau / Stein

Descripción

Wolfgang Amadeus Mozart
Die Zauberflöte

Nicolai Gedda (tenor)
Edith Mathis (soprano)
Cristina Deutekom (soprano)
William Workman (baritone)
Franz Grundheber (baritone)
Dietrich Fischer-Dieskau (baritone)
Hans Sotin (bass)

Orchestra: Chorus of the Hamburg Opera
Orchestra: Hamburg Philharmonic State Orchestra

Horst Stein

Esta espléndida película monoaural, colorida aunque un poco granulada, de Die Zauberflöte de Mozart se hizo en la Ópera Estatal de Hamburgo en 1971 y creo que es la primera vez que está disponible. Rolf Liebermann era el intendente de la compañía en ese momento y fue brillante, reuniendo actores, diseñadores y directores de los mejores del mundo. Esta flauta está dirigida por Peter Ustinov y, si bien no es revolucionaria en ningún sentido, es encantadora, honesta e invariablemente fiel a la música. Además, hace que los cantantes parezcan relativamente buenos actores.

Joachim Hess dirigió para televisión y la cámara se utiliza como parte de la acción; nunca está demasiado ocupada, pero nos mantiene en contacto con los personajes, aunque hay una sobreabundancia de primeros planos. La actuación está sincronizada con los labios, pero sólo se nota ocasionalmente. Los decorados y el vestuario de Jean-Denis Malcles son coloridos e ingeniosos, con las plumas de Papageno y el tocado llameante de la Reina de la Noche esperados pero buenos, la entrada de los Tres Niños en un globo aerostático una delicia, y las bestias domesticables espléndidamente estilo Sésamo. . Los bailarines vestidos de verde sostienen ramas para imitar a los árboles. Y con la sólida dirección musical de todo el evento por parte de Horst Stein, tenemos una excelente perspectiva tradicional para esta ópera.

Donde brilla más es en el canto. Nicolai Gedda grabó Tamino con Klemperer varios años antes, pero no fue tan ardiente ni tan bien cantada como esta interpretación: acaricia el retrato de Pamina, y su control de la respiración y su legato son modelos del canto mozartiano. Y su actuación es más creíble de lo que recuerdo de él en el escenario. La Pamina de Edith Mathis es simplemente encantadora. Sin una violeta que se encoja, parece a punto de mutilar a Monastatos en su primera aparición; y su deseo por la verdad –“Die Wahrheit”– es fuerte y firme. “Ach ich fühls” es elegante y triste y su fraseo es magistral.

Puede que el barítono William Workman no poseyera un tono particularmente distintivo, pero su Papageno es casi ideal: tiene aspecto juvenil y parece completamente ingenuo, y todo lo que hace brilla con espontaneidad. El Sarastro de Hans Sotin, más joven de lo habitual, es como una roca, y su canto en legato es un placer raro y bienvenido en esta parte. Rara vez exclama y su sinceridad y calidez se transmiten vívidamente. Por otro lado, La reina de la noche de Christina Deutekom es un desastre. Sí, tiene todas las notas, y una vez que te acostumbras a sus gárgaras, se convierte en una realidad de la vida en lugar de una carga; pero ella está completamente impasible y parece estar en otra ópera, dando la impresión de ser una hausfrau que canta espectacularmente. ¿Siempre fue una actriz tan pésima?

El papel de Monastatos lo asume, de manera extraña pero muy convincente, un barítono, nada menos que Franz Grundheber, cerca del comienzo de su carrera. Otra rareza es Dietrich Fischer-Dieskau como portavoz, entonando con autoridad. La Papagena de Carol Malone es atrevida y plumosa. Y tenga en cuenta a un joven Kurt Moll como uno de los hombres con armadura. Los subtítulos se proporcionan en cuatro idiomas. ¡Una excelente adición a cualquier colección!